Life As A Carer and How It Affects Your Career/ La Vida Como Cuidador y Cómo Afecta a Tu Carrera Laboral

Nobody knows and what’s more, nobody wants to know just how hard it is for a person who must take care of an elderly relative to work outside the home (when they can find a job and an employer flexible enough to accept their limitations), then go back and face whatever you must with a smile. Nobody can tell the dignity you must create to not crawl into a corner and give up. You cannot give up when people count on you. Nobody knows about the sleepless nights trying to make sense of a life that for over two decades has been oriented more towards others than to yourself in every way.
Some people assume that you are a dimwitted woman with little to no ambition because you are a full time caregiver.
I have some news for you, if you’re one such person. You are sorely mistaken. We, the carers, know better than many CEO’s how to run a business because the people we love and care about depend on it. They depend on our creativity, flexibility and sheer working capacity and ethics. These are, I would think, qualities that are sought after in a worker. It is a positive thing to face difficulties and be able to deal with them. It shows courage.
There seems to be little value placed on caring for the elderly or children, unless, of course, you make a business from it. But caring for YOUR elderly/ disabled/ children is somehow a sign of weakness, disinterest in having a career, low motivation and/or lack of ambition. It is also a sign that this society we live in is flawed at the heart of its social policies. Or perhaps it is something deeper than that. It is a sign that empathy has been lost, that we have grown accustomed to providing only for ourselves and not taking into account anyone else’s needs or circumstances. A society of unfeeling, unthinking individuals.
I am proud to have been a Jill of All Trades, whatever it took to provide for my family. It has provided me with a sense of resilience and the knowledge that I could succeed.
Now the time has come to start again and reinvent myself.
I will.
How do I know?
Because I have to.
I am the Green Dog.
I will find my path, like I always do, regardless of the sly looks, the fear, the rumors and the ill-concealed mistrust.
Dedicated to all the doubters, the haters, the liars, the unimaginative thinkers.
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Nadie lo sabe, y lo que es más, nadie quiere saber lo difícil que resulta para una persona cuidar de un familiar mayor y trabajar fuera (cuando pueden encontrar un trabajo y un jefe lo suficientemente flexible para adaptarse a sus circunstancias) y después volver a casa a enfrentarse con lo que haya con una sonrisa. Nadie adivina lo que cuesta llevarlo con la dignidad suficiente para no arrastrarte hacia un rincón y desistir. No puedes desistir cuando hay gente que cuenta contigo. Nadie sabe de tus noches sin dormir intentando encontrarle el sentido a una vida que durante más de dos décadas ha estado orientada más a los demás que a tí misma.
Algunas personas dan por hecho que eres una mujer de pocas luces, con poca o ninguna ambición porque eres una cuidadora a tiempo completo.
Tengo noticias para tí, si eres una de esas personas. Estás completamente equivocado. Nosotros los cuidadores sabemos mejor que muchos directores generales como organizar una empresa porque la gente a la que queremos depende de ello. Dependen de nuestra creatividad, flexibilidad y nuestra capacidad de trabajo, así como nuestra ética personal. Estas son, creo yo, cosas que un empresario busca en un trabajador. Es positivo enfrentarse a las dificultades y ser capaz de resolverlas. Demuestra valor.
Se le atribuye poco valor a cuidar de los mayores o de los niños, a no ser, claro, que lo conviertas en negocio. Pero cuidar de TUS viejos/ discapacitados/ niños es de alguna manera una debilidad, desinterés por tener una carrera profesional, poca motivación y/o falta de aspiraciones. También es una señal de que la sociedad en la que vivimos está viciada en cuanto a sus políticas sociales. O quizá es señal de algo más profundo. Es señal de que la empatía se ha perdido, de que nos hemos acostumbrado a proveer solo para nosotros mismos y a no tener en cuenta las necesidades o circunstancias de más nadie. Es una sociedad de individuos que no piensan ni sienten.
Estoy orgullosa de haber sido aprendiza de todo, lo que fuese para ayudar a mi familia. Me ha dotado de resistencia, y de la sabiduría de que puedo salir adelante.
Ahora llega el momento de reinventarme a mí misma y empezar de nuevo.
Lo lograré.
¿Cómo lo sé?
Porque tengo que hacerlo.
Soy el Perro Verde.
Encontraré mi camino como hago siempre, a pesar de las miradas de reojo, el miedo, los rumores y la desconfianza mal disimulada.
Se lo dedico a los que dudan, a los que odian, a los que mienten, a los pensadores sin imaginación.