Once again, the question arises as to whether we are or are not being told the truth about the motives behind apparently fortuitous, tragic, violent events.
This post, by Brandon Turbeville, gives us a few new answers as to why the shooting at Orlando took place.
If the truth is a question of logic, these facts as well as others that may be known in time can give the official story a twist.
I have never been easy prey to conspiracy theories. However, sometimes there are too many facts that point in the same direction, finally forcing one to accept that what seems reasonable and logical is indeed only one of the possibilities.
What is more worrying is that we get the impression of being led by the nose to a certain viewpoint, while inconvenient facts are being swept out of the way, denied or kept secret.
Read and decide for yourselves.
Una vez más, se hace preciso preguntarse si se nos está o no diciendo la verdad sobre los motivos detrás de un acto aparentemente fortuito, trágico y violento.
Este artículo de Brendan Turbeville nos da algunas respuestas nuevas sobre el tiroteo de Orlando, Florida.
Si la verdad es cuestión de lógica, estos hechos al igual que otros que se vayan sabiendo pueden darle a la versión oficial un giro inesperado.
Nunca me han gustado las teorías conspiratorias. Sin embargo a veces hay demasiadas cosas que apuntan en una dirección, lo cual nos obliga a aceptar que lo más probable es solo una de las posibles explicaciones.
Lo que es más preocupante es que tengo la impresión de que nos están llevando aposta hacia una conclusión, mientras que hechos inconvenientes se están desacreditando, negando o manteniendo en secreto.
Este autor hace una recopilación de datos que dan que pensar: el FBI había interrogado al asesino en dos ocasiones. Había llamado al servicio de urgencias y se había identificado como simpatizante de ISIS. Su ex mujer, a la cual había pegado, le había llamado antes y durante el tiroteo, y estaba al tanto de sus intenciones. Ahora ella ha desaparecido.
Juzguen ustedes si es o no conveniente creer la realidad que nos cuentan o si hay razones para creer en otras teorías.
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