Se queda uno pasmado de oír ciertas opiniones sobre el caso “Manada”. Por lo visto los implicados han pedido que se respete su privacidad hasta que concluya el juicio, que no se publiquen sus nombres ni sus imágenes.
Yo me pregunto si cuando planificaron la violación de una chica y lo comentaron en su grupo de WhatsApp; cuando se encontraron con la chica y vieron lo borracha que iba y a pesar de todo siguieron adelante; cuando la desnudaron a pesar de sus protestas y le quitaron el móvil para que no pudiera pedir ayuda a nadie; cuando la violaron uno tras otro sin contemplaciones y tomaron su silencio como señal de falta de protesta y no de exceso de violencia pensaron en su privacidad o en la intimidad de esa chica a la que estaban agrediendo. Cierto, una persona que ha bebido más de la cuenta y se sabe sometida por varios energúmenos más fuertes que ella va a dedicarse a patalear y gritar, y además ellos se lo van a permitir.
Yo me pregunto si el detective privado que siguió a la chica, la espió en las redes sociales, incluso investigó las imágenes de las cámaras de seguridad de su calle se daba cuenta de lo injurioso que es para una víctima el que, además de sufrir la agresión, tenga que soportar que le indaguen hasta lo más íntimo, hasta lo más hondo, hasta una sonrisa o un saludo a un amigo de su calle.
¿Cuándo se supone que es correcto volver a sonreír? ¿Y a salir a la calle sola? ¿Puede atreverse a hablar con un hombre que no sea de su familia? ¿Puede llevar ropa normal para una chica joven, como faldas cortas y un top, o unos pantalones cortos en verano, o sería demasiado descocado y estaría arriesgándose a pasar por otro trance de violencia? ¿Ahora ya no es material de novia o esposa porque la han violado?¿No debería ir de fiesta ?¿No debería desconfiar de los hombres? ¿Tiene que pasarse la vida hundida en todos y cada uno de los aspectos o puede, en un tiempo prudencial, volver a ser ‘normal’?
Seguro que si tuviera que estar ingresada en un psiquiátrico iba a haber alguno que iba a hablar mal también: que si no era para tanto, que se hace la víctima para dar pena, que hay gente mucho peor.
Decirle a la víctima Como se tiene que comportar antes, durante y después de una agresión es cuando poco prepotente. ¿Se lo dicen también a la gente a la que le roban la cartera a punta de navaja o a los que estafan? ¿ Les dicen a los que pierden a un ser querido de forma trágica que ya no pueden volver a sonreír, que su vida se acabó y que si no se pasan el resto de sus días sumidos en la tristeza y el dolor es que no lo sienten lo suficiente? ¿Dónde está la diferencia? ¿Quién la decide? La diferencia está en el sexo: el sexo de quien padece el crimen, en este caso. Cualquier cosa, literalmente, que haga, diga o demuestre la víctima puede ser y será utilizada en su contra para defender a los subhumanos que la agredieron. Antes de que alguno me salte a la yugular, diré que tras investigar el tema, la mayor parte de la violencia que padecen tanto las mujeres como los hombres está provocada por…los hombres. Si un hombre es agredido de la forma que sea, lo más probable es que sea otro hombre el que lo agreda. Eso es así en una proporción de 5 a 1. Los hombres en general sufren más violencia que las mujeres, pero a diferencia de ellas, sus verdugos normalmente son otros hombres.
A las mujeres se nos castiga con el sexo y por el sexo. Es una situación en la que no podemos ganar. Nos se nos cree ni en un sentido ni en el otro. A los hombres víctimas se les suele creer si hablan. A las mujeres víctimas, ni hablando ni sin hablar. Teniendo en cuenta lo difícil que es abrir la boca en un caso de estos, lo mínimo sería tener credibilidad y que la justicia actuase con celeridad para determinar los hechos. Hasta para ser víctima hay doble rasero. Tal parece que va todo encaminado a taparle la boca a la víctima, no vaya a ser que mancille el nombre del agresor. Por último, apuntar que por más que busqué, no hay ninguna estadística disponible de que más allá de un 2% de las denuncias sean falsas, eso incluyendo todo y el resto de contradenuncias por falsedad antes que se falle a favor o en contra. Es mucho, sí, pero contra un 98% que sí son fundadas queda algo pequeña la cifra. Dos vidas arruinadas contra 98.
Yo, por mi parte, tengo claro que apoyo siempre a las víctimas sin entender de género ni edad ni creencias ni nacionalidad.
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